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miércoles, 8 de febrero de 2012

Chapter IV

Sí lo sé soy la más pesada, la más picona y la más cabezona e imbécil que te puedas echar a la cara pero estoy enamorada de ti, no lo puedo evitar, no sé cuánto llevo ya sin poderte sacar de mi cabeza. No sé cuántas noches llevo ya perdidas, ni cuántos sueños no se han hecho realidad. Aunque tú no me valores y pienses que soy la persona más inmadura que te puedas echar a la cara, soy de esas que valora a las personas que creen en ella, que está con sus amigas cuando más lo necesitan para darles un abrazo e intentar sacarles una sonrisa, porque como decía Aristóteles ''la amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas'' y eso está por encima de cualquier imbécil que no se atreva a valorarme lo más mínimo.
Porque si tú no sabes valorarme sé que otra persona sí lo hará, pese a esto he de decir que el daño ya está hecho y sí, te culparé de haberme robado el corazón y de haber fomentado mi amor por los imbéciles, los chulos y aquellos que me hagan daño y ahora soy yo la que no valora más allá de las personas que han estado siempre ahí, de esa familia elegida a la que llamamos amigos. 
Por ti me he convertido de ofendida en ofensora, de ser la perjudicada en ser perjudicial para corazones ajenos. Porque por tu culpa, por no saber quererme he cerrado aún más mi mente y sólo te veo a ti. Me he vuelto insensible ante el dolor que pueda causar. Supongo que tú harás caso omiso a esto pero te diría, contradiciéndome para variar, que me haces mucha falta, eres lo que más quiero.




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