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jueves, 12 de enero de 2012

power of music

Un día cualquiera, 9:10 pm, estás en la ducha con la música puesta y de repente te suena una canción...No una canción cualquiera ''La canción'', su canción. La banda sonora de esa película de caricias por la espalda y besos por el cuello, el concierto de abrazos y besos esquivados de una lluviosa tarde de persecuciones y juegos infantiles. Y con el  lento punteo de guitarra al final de un beso, despiertas. Vuelves al mundo real, a tu ducha fría, miras a tu alrededor y no encuentras nada, ya no queda nada sólo esos 3:45 minutos de recuerdos. Todo se desvanece cuando recuerdas como sonaba esa canción tatareada desafinando en tu oído, cuando la letra lo dice todo.
Apagas la música, te secas con furia, como si así lograras borrar los recuerdos de tu mente. Te miras al espejo, dos cristalinas gotas ruedan por tu cara, lágrimas, dolor, furia, impotencia...Pones de nuevo esa canción la cantas y te agarras a lo primero que encuentras lloras impotente y observas su foto, cómo eran sus labios, cómo los besabas, cómo te acariciaba, esa sonrisa pícara, su pelo, sus ojos de caramelo. La canción acaba y te encuentras tirado, destrozado apaleado por una panda de recuerdos sin compasión.
Finalmente decides no volver a escucharla, que ya lo has superado, que ya estás bien, que has pasado página, pero cuando la oyes, por casualidad, tu mundo se derrumba y todos esos momentos enredados entre la furia y la impotencia vuelven a tu mente.

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